Los discípulos de Hegel, según nos dice Marx en el texto comentado, no han superado el planteamiento filosófico del idealismo. Sólo se ocupan de productos de la conciencia, olvidando por completo la base real existente. Su visión de la realidad está completamente invertida.
Para Marx los productos de la conciencia, la ideología y las instituciones sociales, tanto políticas como jurídicas, están determinadas por la infraestructura económica, verdadera base real en la que se sustentan la sociedad y la historia.
- La historia es una sucesión de etapas cada una de las cuales está caracterizada por un modo típico de producir e intercambiar productos. Esta infraestructura económica genera su propia superestructura cultural que incluye las instituciones políticas y jurídicas y una ideología determinada constituida por productos de la conciencia tales como la moral, la religión, el arte o la filosofía. En un modo de producción o etapa histórica, los factores ideológicos se corresponden con las fuerzas básicas de la producción. La evolución posterior del pensamiento de Marx flexibilizó el determinismo y la rigidez de esta teoría. Este rígido determinismo aparece con claridad, por ejemplo, en el prólogo a la Contribución a la crítica de la economía política.
- Todo el proceso es dialéctico. La fuerza impulsora surge de las tensiones internas y de las contradicciones creadas por la disparidad entre el nuevo sistema de producción y la ideología del sistema anterior que todavía persiste. En el interior de cada modo de producción se establece una creciente oposición entre las fuerzas productivas, movidas por una tecnología en continuo progreso, y las relaciones de producción, conservadoras por reflejar los intereses de la clase dominante en inevitable lucha con la clase dominada. La nueva clase ascendente, con una ideología apropiada a su posición social en el nuevo modo de producción, entra en conflicto con las viejas clases cuya ideología responde a un sistema obsoleto. La historia de la humanidad es una sucesión cíclica de periodos revolucionarios.
- Las fuerzas productivas y sus relaciones son siempre básicas y primarias en comparación con sus consecuencias ideológicas. Las fuerzas económicas o materiales son reales, mientras que las manifestaciones ideológicas son aparentes o fenoménicas.
- El desarrollo dialéctico es un proceso interno que surge desde el modo de producción. Por ello las fuerzas productivas características de un modo de producción se desarrollan plenamente antes de que tenga lugar su transformación dialéctica. “Ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella, y jamás aparecen nuevas y más altas relaciones de producción antes de que las condiciones materiales para su existencia hayan madurado en el seno de la propia sociedad antigua”.