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La Madre del Cordero

Un lugar para el estudio y la reflexión

Karl Marx: Algunas críticas al marxismo.

El pensamiento de Marx entra en conflicto con algunos filósofos de la época contemporánea por las profundas diferencias existentes en sus concepciones de la naturaleza humana y de las relaciones sociales. Entre éstos destacan Nietzsche, Freud y Popper.

1. Friedrich Nietzsche centra su filosofía en la defensa del valor de la vida entendida como irracional voluntad de poder. La vida es poder, afirmación de sí, fuerza, que se impone a los demás.Por ello la humanidad se divide en fuertes o señores, que imponen su voluntad y dominan a los débiles o esclavos. No hay valores ni derechos naturales que trasciendan a la voluntad de los fuertes.

Nietzsche coincide parcialmente con Marx en concebir la realidad y la vida como un proceso evolutivo, como un cambio constante que conduce a una meta superior. Pero las diferencias son profundas. Para Nietzsche la evolución no está regida por la dialéctica y la meta de la humanidad no es una sociedad comunista en la que haya desaparecido la alienación y el dominio del hombre por el hombre. El futuro consiste en la aparición del superhombre que impondrá su voluntad y sus valores a todos los demás hombres. El futuro es el dominio absoluto que ejercerá una minoría selecta sobre la masa o rebaño de esclavos. Para Nietzsche el socialismo, la democracia, los derechos humanos, etc., sólo son la manifestación del rencor y de la envidia que los débiles tienen con respecto a los fuertes o señores. La igualdad no es más que un pretexto falso para defenderse del dominio que debe ejercer las personas superiores.

2. Sigmund Freud afirma que el marxismo reposa en una concepción errónea de la naturaleza humana. Socialismo y comunismo creen que, superado el modo de producción capitalista, la lucha de clases desaparecerá y la solidaridad humana finalmente triunfará. La expresión comunista: “De cada uno según sus posibilidades y a cada uno según sus necesidades”, es la expresión de una concepción del ser humano ideal y falsa.

Marx se equivoca cuando cree que la alienación, el dominio de clase, la violencia sobre los demás, tienen un origen exterior: las leyes económicas que rigen a un modelo de producción basado en la propiedad y la ideología con la que este modo de producción intenta justificarse y reproducirse. Para Freud la violencia es constitutiva del ser humano. El nivel más profundo de la personalidad es el Ello que está formado por pulsiones o energía psíquica de origen biológico. A una de estas pulsiones Freud la llama Thanatos o pulsión de muerte que se manifiesta como violencia y voluntad de destrucción, y que perdura, pues constituye al ser humano, en una hipotética sociedad comunista.

Por otra parte, para Freud la sociedad es esencialmente represora y origen de infelicidad para sus miembros. Se constituye sublimando energía erótica y destinándola a trabajar en la producción de lo necesario para la subsistencia y en construir relaciones de solidaridad que faciliten el trabajo. El Superyo cultural, presente en la sociedad, intenta reprimir las pulsiones agresivas sometiéndolas a las normas legales que constituyen el Derecho e introyectando la agresividad y dirigiéndola contra el mismo individuo en forma de sentimientos de culpa. En resumen, según afirma Freud en su obra El malestar en la cultura, en cualquier modo de producción y en cualquier momento de la historia humana los individuos siempre serán agresivos y vivirán socialmente infelices.

3. Karl Popper dirige una aguda crítica al marxismo en su obra La sociedad abierta y sus enemigos. Reconoce que Marx ha sido uno de los luchadores universales de mayor influencia, movido por un ardiente deseo de ayudar a los oprimidos. Reconoce su sinceridad, manifestada no sólo en sus palabras sino también en los hechos. Sin embargo, pese a sus méritos, Marx comete grandes errores:

Marx es un falso profeta. El marxismo conlleva una visión histórica que asegura cual va a ser el futuro de la humanidad. El materialismo histórico o socialismo científico pretende fijar en términos de causa – efecto cual ha sido y cual va a ser el devenir de la historia humana. Pero sólo se puede hacer una predicción científica del futuro si el futuro está predeterminado. El marxismo aparece infeccionado por un determinismo rígido que tiene su origen, según Popper, en el materialismo francés. Para el historicismo marxista los términos “científico” y “determinista” son sinónimos. Esto no es más que un prejuicio o una superstición que debe ser superada.

El marxismo es una filosofía dogmática al considerar que ha conquistado la visión correcta de la realidad. Si el marxismo está en posesión de la verdad, no necesita someterse a serias autocríticas ni a cambios profundos. Desde esta actitud teórica no puede sino surgir una sociedad cerrada, negadora de la libertad, del pluralismo y de la crítica. Esta sociedad autoritaria o cerrada aumentará el poder del Estado y de la burocracia, y convertirá el socialismo en un intervencionismo. La sociedad marxista será enemiga de la sociedad abierta. Por todo ello la filosofía y la práctica marxista acaban adquiriendo un carácter religioso. La fe mística e inconmovible en las predicciones de Marx inspiraron la lucha y llenaron de fuerza a unos trabajadores que se encontraban en la mayor miseria y degradación. Según Popper, aunque las predicciones no se han cumplido, el elemento profético del credo marxista sigue vigente en la mente de sus adeptos, destruyendo la convicción de que la razón crítica puede cambiar el mundo. El marxismo impide la lucha por una sociedad abierta.