El tema religioso está presente en toda la obra de Platón, pero carece de claridad y precisión. La idea platónica de Bien es la idea suprema, el sol de las ideas, origen con su luz de la vida y del conocimiento. Es el verdadero ser de toda la realidad, precedente del concepto cristiano-medieval de Dios. Casi todo en Platón es divino o está relacionado con la divinidad, el mundo de las ideas, la suprema idea de Bien, el alma inmortal y eterna, el Demiurgo, etc., pero existe una cierta confusión y desorden en este tema. Además, continuamente recurre a los mitos tradicionales y hace referencia a los dioses míticos y a las prácticas religiosas presentes en la cultura de su época.
El cristianismo, a través de neoplatonismo y de Filón de Alejandría, recibió la filosofía de Platón como un precedente pagano que preanunciaba la nueva religión revelada por Jesucristo. Esta tradición, claramente presente en la patrística, culmina en San Agustín y se difunde por toda la Edad Media.
En Tomás de Aquino confluyen todos estos influjos platónicos con un aristotelismo predominante. Como en Platón y en contra de Aristóteles, Dios ha creado el mundo guiado por las ideas que son modelo de lo creado. Estas ideas o esencias no estarán situadas en un mundo independiente, el hiper uranós, sino que se encuentran en la mente de Dios. El origen del mundo es realizado por Dios, pero sin la materia eterna del “Timeo” platónico. En el tomismo Dios crea al mundo de la nada, tesis inconcebible en la cultura griega.
Dios bueno, perfecto, omnipotente, etc. conoce el mundo y se preocupa por él. La providencia divina, aunque no impide la libertad humana, dirige la historia. Esta intervención y relación de Dios con el mundo son radicalmente negadas por Aristóteles y por Epicuro. La total autosuficiencia, perfección y felicidad de dios lo impiden. Sin embargo en Platón hay una cierta imprecisión con respecto a la intervención de Dios en el mundo. En el “Timeo” se afirma: “el cosmos es lo más bello de todo lo que ha sido producido, y el Demiurgo es la más perfecta y mejor de las causas”. Todo lo que el Demiurgo origina es bello pues el Demiurgo es bueno.
Hay un importante concepto del tomismo que proviene de esta tradición platónica, es el concepto de participación. En Platón las cosas participan de las ideas, en Tomás de Aquino todo lo creado, todos los seres contingentes, existen y son lo que son por participación del ser de Dios, el “Ipsum Esse Subsistens”.
El concepto de participación está presente también en la cuarta vía tomista. En ella las perfecciones de mayor o menor grado existentes en el mundo, incluyendo la perfección de la existencia, existen y se explican como participación de la perfección en su grado máximo, que sería su causa. Existe, por ello, la belleza, la bondad, la inteligencia, la existencia, etc., en su grado máximo, y a esto todos llaman Dios.
Tal como hemos visto, el platonismo es un precedente con abundantes semejanzas de la filosofía cristiana medieval de Tomás de Aquino.