Platón, en la carta VII, nos cuenta de primera mano los acontecimientos de su época y la reacción que estos sucesos provocaron en él mismo.
Tras las guerras médicas, Atenas vencedora y cabeza de la coalición griega, llega a la cima de su poder. Este apogeo ateniense del siglo V antes de Cristo es conocido como el “siglo de Pericles”. Platón nace en este periodo.
La rivalidad entre Atenas y Esparta desemboca en la guerra del Peloponeso, resultando vencida Atenas. Como consecuencia, se instaura en Atenas un gobierno autoritario pro-espartano, es el llamado de los “treinta tiranos”. Entre éstos había amigos y familiares de Platón. Platón, joven aprendiz de filósofo discípulo de Sócrates, contempla con interés los acontecimientos políticos. Su vocación política es indudable, pero, tal vez por su juventud, se limita a reflexionar sobre lo que acontece. El periodo político de los treinta tiranos es un desastre que lleva irremisiblemente a su caída. No obstante, reinstaurada la democracia, el nuevo gobierno juzga, condena y ejecuta a su maestro y amigo Sócrates.
La conclusión del análisis de estos hechos realizada por Platón es desoladora. Por todas partes los gobiernos funcionan mal. Es muy difícil gobernar bien, pues faltan equipos preparados. Él decide no intervenir en la política de su ciudad y limitarse a la reflexión sobre el funcionamiento y los fines de la ciudad–estado.
La única salida que percibe Platón ante una situación tan negativa, es la sostenida en su famosa tesis de los filósofos reyes o del rey filósofo, que encontramos también en el texto que comentamos de la República.